La
masticación es el proceso por el cual trituramos y desmenuzamos la comida con
los dientes. Es el primer paso de la digestión y actúa aumentando el área
superficial de los alimentos para permitir que las enzimas los rompan de una
manera más eficiente. Durante el proceso de masticación, la comida se coloca
entre los dientes para molerla, impulsándose por los músculos faciales y
situada por los movimientos de la lengua. Cuando la masticación continúa, la
comida se hace más suave y cálida, y las enzimas de la saliva comienzan a
dividir los carbohidratos. Después de la masticación, la comida (ahora llamada
"bolo alimenticio") se traga y entra en el esófago, para continuar
hacia el estómago, donde se produce el siguiente paso en la digestión.
Importancia
de la correcta masticación en la nutrición
La
masticación es un acto principalmente inconsciente, aunque puede ser controlado
de forma consciente. Masticar bien la comida es importante para hacer más fácil
la digestión:
Si el
alimento se desmenuza en trozos más pequeños, es más fácil tragarlo y se evitan
rozaduras en la garganta y el esófago.
Los trozos mejor masticados se recubren más
fácilmente de jugos digestivos una vez que están en el estómago.
Las
moléculas de nutrientes de la comida bien masticada se liberan y asimilan de
una forma más rápida.
La
mayor permanencia de la comida en la boca hace que su sabor sea reconocido por
los receptores de la lengua, que envían señales el cerebro y éste, a su vez,
avisa al sistema digestivo para que libere los jugos adecuados para ese
alimento.
Aparte
de la masticación en sí, hay que tener en cuenta el importante papel de la
saliva:
Bactericida:
Al masticar y ensalivar bien la comida se está activando una primera barrera
defensiva contra las infecciones bacterianas que puedan provenir del alimento
consumido.
Digestión
de vegetales: El bicarbonato presente en la saliva puede activar la enzima celulosa
que se encuentra en los vegetales crudos. Esta enzima digiere las fibras de
celulosa.
La doble acción de masticar y ensalivar correctamente ayuda a digerir
los vegetales y aprovechar sus nutrientes.
Una
masticación demasiado rápida puede contribuir a padecer sobrepeso (hay menos
consciencia de saciedad), estreñimiento, gases, reflujo gastroesofágico, colon
irritable y otros problemas digestivos.
Como
pauta para mejorar los hábitos de masticación se puede seguir la siguiente:
1.
Respirar. Antes de empezar a comer, inspirar y expirar tres veces.
2.
Romper el ritmo. Dejar los cubiertos sobre la mesa mientras se es consciente de
masticar.
3.
Masticar trozos pequeños. Cortar más los alimentos y no llenar la boca
totalmente.
El problema de no masticar bien, debido a que vivimos apresurados, han hecho que tengamos sobrepeso o otros problemas de salud. Son años que hemos estado descuidando este importante paso en la ingestión de los alimentos. Como consecuencia tenemos un colon sobrecargado, órgano importante de nuestro cuerpo que se encuentra lleno de residuos de alimentos mal digeridos.
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